Frases y Expresiones
Fecha de Publicación:
Cocoliche
En 1914, en Buenos Aires, la Población Extranjera Supera a la Nativa
Cocoliche

Además de la vertiente indo hispánica, ya nadie discute la importancia de la identidad itálica en la formación del ser argentino. En un ligero repaso de aquella herencia, afloran los apellidos, las comidas, ciertas costumbres domésticas y fundamentalmente, el lenguaje.

En la segunda mitad del siglo XIX,  comienza a  acelerarse el proceso inmigratorio que en algunas etapas, como lo demuestra el censo poblacional de 1914 en la ciudad de Buenos Aires, la población extranjera supera a la nativa. De ese gigantesco caudal humano, una buena parte era de origen italiano.

El criollo no lo recibe bien; el italiano, como la mayoría de los inmigrantes de la Europa meridional, provenía de un medio rural  o con escasa capacitación laboral. Su bajo poder adquisitivo y sus mínimas pretensiones en materia de vivienda y empleo, lo vuelven un competidor molesto  para aquellos que ya estaban. El mote de “gringo” aplicado en toda Latino América a los extranjeros de origen sajón, en nuestro país queda reducido prácticamente al italiano. Pero de la misma manera que al español se lo llama genéricamente “gallego”, al italiano de cualquier región se termina tildándolo de “tano”; que no es otra cosa que el apócope de napolitano.

Con diferente suerte y mayor o menor grado de aceptación, los “tanos” se fueron integrando. En su afán de comunicarse, esos gringos no tuvieron  miedo al ridículo al expresarse en una jerga que era una curiosa mezcla de castellano, italiano dialectal y una cadena de vocablos novedosos, producto de la imposibilidad de manifestarse en español puro. A ese italiano apurado en acriollarse, se lo empezó a llamar “Cocoliche”. El nombre es atribuido a un personaje interpretado por un actor de la compañía teatral del célebre José “Pepe” Podestá; creador del circo criollo. Popularizado por el sainete y el circo criollo, “Cocoliche” deja de ser un personaje de ficción para transformarse en un calificativo endilgado a cualquier itálico de habla más o menos enredada, pero con pretensiones de criollo.

El humor porteño, con su conocida sagacidad y poder de síntesis, se apropió del “cocoliche” y lo llevó como “mascarita” a las murgas y comparsas de los años veinte y treinta del pasado siglo. Era rara la agrupación humorística que no contara con un “cocoliche” entre sus disfrazados, para pasearlo en los corsos, bailes y eventos carnavalescos de aquellos años.

Es llamativa la escasa presencia del “cocoliche” en las letras de tango; sin perjuicio de la extensa lista de “tanos” que transitan por nuestra música ciudadana. Tal vez por la gran cantidad de autores, compositores e intérpretes de origen italiano, y por la enorme carga emocional que ventilan la mayoría de esas letras, las referencias a los “tanos” tienen que ver con el dolor, la soledad y la nostalgia. Los temas que aluden a los gringos en forma menos dramática, lo hacen sin la habitual ironía porteña; con ternura y un magnánimo humor que excluye la ridiculización.

Un tano cabrero rezonga en la puerta
porque a un compadrito “manyó” el estofao
“Aquí en ésta casa, osté no me entra
me son dado cuenta que osté es un colao.”

Dice el tango “Padrino Pelao” que retrata con humor un casamiento de barrio.

Por esa asombrosa capacidad de simbiosis que demostró Buenos Aires en los años de inmigración más intensa, el  “cocoliche” dejó de ser un personaje tomado en broma para convertirse en otro elemento constitutivo de la cultura urbana.

Cocoliche

Ha llegado el Carnaval.
Yo me tengo que lucir
metiendo mucho bochinche.
Esta noche van a ver
el papel que voy a hacer
disfrazado de cocoliche.
La camisa’e mi papá
y unos liones de palmich
y unos versos de Caggiano.
v’y a empezar a patinar
de Belgrano a Lanús
pa que bronquen los demás.

Pero alguno, al pasar,
Queriéndome cachar
-¡y a mi que me importa!-,
me va a gritar de acá:

¿Qué hacés, che, mascarita?
La pucha que esgunfiás;
con esa cara’e loco,
¿pa qué te disfrazás?
Si vos sin careta
ya disfrazao estás,
si vos sos Cocoliche
aunque no usés disfraz…

A los corsos voy a ir
y a los concursos, también.
Un día de vida es vida.
Lo que me voy a lucir
cuando salga a improvisar
pa pelarme el primer premio…
La bronca que va a tener
el centro “La Hoja de Parra”;
si me encontrara a su paso
se va tener que hamacar.
Cocoliche como yo
sólo hay otro: mi papá…

1930
Letra: Dante A. Linyera
Música: Eugenio Nobile y Luis Cosenza 

Temas
Comentarios
El Arte de la Culinaria
Sopa de Patas de El Salvador

Sopa de Patas de El Salvador

La culinaria, con su arte, nos permite disponer de una muestra de la cultura de los pueblos con sus características y cultura. Así podemos poner de manifiesto, algunas de las peculiaridades y aspectos distintivos en el desarrollo de la vida de las personas.
Serie Fantástica
El Desconsuelo

El Desconsuelo

La supervivencia estaba en juego, Marte no era un lugar afable dónde vivir. Dea Ram esperaba la ayuda del pez Koi para poder hacer un lugar habitable para los terráqueos. Ansidorio Real, el más infeliz de todos nosotros, se sentía desamparado.
Semblanzas
Música de Campanas

Música de Campanas

Todas esas dimensiones de posibilidades y riquezas sonoras habrán pegado fuerte en Gustavo “Cuchi” Leguizamón cuando evaluó la posibilidad de montar un concierto sin par para campanas. Concretado finalmente en 1962.
Al Pie de la Letra
Las Mariposas de Lidia

Las Mariposas de Lidia

En él, ella cuenta el final de la historia de Graciela Serrano, protagonista real que comenzó a contar en #Escritos Sobre tu Piel# (Editotial Servicop, de la ciudad de La Plata), su primer libro, que fuera Best Seller en formato digital en Amazon.
Tango y Milonga
La Copa Quedó en Casa

La Copa Quedó en Casa

Organizada por el ministerio de Cultura de la CABALa competencia fue dividida en tres categorías; Tango Pista, que es la más bailada en las milongas, Tango Escenario, propio para profesionales y Tango Senior, para mayores de 55 años.
Columnistas
Más Artículos