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La Guerra de Malvinas
La Dictadura Militar Venía Sufriendo un Serio Desgaste - Del Libro Pintadas Puntuales – Roberto Bongiorno – Ángel Pizzorno
La Guerra de Malvinas

El archipiélago de Malvinas se encuentra a unos 500 kilómetros de la costa patagónica. Se cree que fueron descubiertas en 1520 por un marino español que había desertado de  un buque hispano.  A su vez, los británicos atribuyen el mérito a distintos navegantes de ese origen. Lo razonable es pensar que una vez descubierto el Estrecho de Magallanes, pueden haber sido muchos los viajeros y exploradores que recalaran en sus playas. Lo concreto es que el primer ocupante efectivo de las islas fue el francés Luis Antonio de Bougainville en 1764, tomando posesión en nombre del rey francés Luis XV. Ante la protesta de España Francia reconoce los derechos soberanos de aquella en el tratado de San Ildefonso, restituyendo las islas a sus legítimos propietarios. Mientras esto sucede con Francia, los ingleses desembarcan  en 1766 fundando Puerto Egmont, el que es evacuado en 1774. A partir de esa fecha, las autoridades virreinales  de Buenos Aires mantuvieron un control efectivo de los territorios insulares con una ocupación permanente y gobernadores formalmente designados.

A fines de 1832 el gobernador de las Malvinas Luis Vernet,  ejerciendo su autoridad apresa a tres buques loberos norteamericanos que ejercían su trabajo en forma ilegal. El cónsul yanqui en Buenos Aires desconoce la autoridad de Vernet e inclusive la soberanía argentina en las islas y pide apoyo militar a su gobierno. Llega la fragata de ese país, Lexington, la que se dirige al archipiélago y bombardea las instalaciones del puerto que se llamaba Soledad.

CABA – 2013

Paralelamente, Gran Bretaña aprovecha el conflicto con los norteamericanos para ocupar Puerto Soledad en enero de 1833, luego de derrotar al puñado de defensores argentinos y expulsar a los colonos que desde hacía años se habían establecido, apropiándose de sus bienes. A partir de esa fecha todos los gobiernos argentinos reiteraron el reclamo de soberanía sobre las islas, hasta que la Asamblea General de Las Naciones Unidas en 1965 mediante la Resolución 2065, establece que por tratarse de un caso especial de disputa, no se puede conceder a los habitantes de Malvinas el derecho de autodeterminación; instando además, a La Argentina y al Reino Unido a reanudar sin demoras las negociaciones para hallar una solución al conflicto. Los ingleses estiran durante 17 años  la posibilidad de un acuerdo pacífico; así llegamos a 1982.

La dictadura militar argentina establecida en 1976, venía sufriendo un serio desgaste a partir de la crisis económica generada por un endeudamiento externo muy elevado, las rivalidades internas y las secuelas de la represión ilegal, que ya era conocida en todo el mundo. Así es que aprovechando un incidente en las islas Georgias del Sur, vecinas de Malvinas, protagonizada por obreros de una empresa argentina que habían ido a desguasar antiguas instalaciones pesqueras, Buenos Aires pone en marcha el mecanismo  militar que concluiría con la recuperación del archipiélago reclamado durante un siglo y medio. Los operarios izaron una bandera argentina y eso motivó la reacción británica que ordenó al buque de guerra Endurance que se hallaba apostado en las cercanías, que desaloje a los argentinos. Como respuesta, el gobierno argentino desplaza el 23 de marzo a un transporte naval con efectivos de esa fuerza, con la misión de proteger a los compatriotas de las Georgias. Asimismo, el canciller argentino Nicanor Costa Méndez, comienza a desplegar una intensa actividad diplomática en distintos foros, destinada a obligar a los ingleses a finalizar con las dilaciones en torno al reconocimiento de la soberanía argentina. La decisión militar de Buenos Aires ya estaba tomada, así es que el 28 de marzo zarpa una fuerza de tareas naval cuyo destino es Port Stanley; luego Puerto Argentino.

El 2 de abril a las 0,30 hs. comienza el desembarco de “comandos “ argentinos que luego de sufrir una baja logran rendir a unos sesenta hombres que formaban la guarnición local.  En nuestro país la alegría es indescriptible, ya que la recuperación de las islas fue una causa nacional durante muchas generaciones. Pese a la mediación que inicia EE.UU. mediante su Secretario de Estado Alexander Haig, ordenada por el presidente Ronald Reagan, Inglaterra bloquea las islas y el 25 de abril somete a las Georgias, rindiendo al destacamento argentino y provocando el hundimiento del submarino propio Santa Fe. El 30 de abril Haig anuncia el fracaso de la mediación y el franco apoyo norteamericano a los británicos, desconociendo los pactos interamericanos de defensa común. Al otro día comienza el bombardeo inglés a Puerto Argentino y el 2 de mayo el submarino nuclear inglés HMS Conqueror, hunde al crucero argentino ARA General Belgrano fuera de la zona de exclusión, falleciendo 368 tripulantes. La orden habría sido emitida directamente por la primera ministra del Reino Unido Margaret Tahtcher. A su vez, la aviación argentina hunde al destructor británico HMS Sheffield. La escalada de la guerra es inevitable. Sucesivamente intentan mediar el presidente peruano Belaúnde Terry y el Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar; ambos intentos fallan.

Diario La Voz – Chaski -1983

El 21 de mayo los ingleses logran desembarcar en el estrecho de San Carlos en la Gran Malvina. Una vez aferrada al terreno el grueso de la fuerza británica, se suceden varios ataques aéreos argentinos provocando el hundimiento de cuatro naves invasoras; tres de ellas, de guerra. El costo para los argentinos fue muy alto, ya que  fueron derribados numerosos aviones. De todos modos, el desembarco se consolidó y el avance inglés hacia Puerto Argentino, pese a la resistencia de los defensores, se hizo incontenible.

Luego de una lucha encarnizada entre las infanterías argentina y británica en los cerros que rodean Puerto Argentino, el gobernador militar y responsable de la defensa, general Mario Benjamín Menéndez, rindió las islas el 14 de junio de 1982.

Del Libro Pintadas Puntuales – Roberto Bongiorno – Ángel Pizzorno

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