Ante un conflicto se ponen en juego nuestros valores, nuestros principios y creencias que forjan nuestra identidad, pero también están presentes nuestras necesidades que invocan como son las relaciones con los otros.
¿Y las emociones?
Obvio, las emociones están presentes y debe ser muestra preocupación que hacer con ellas.
Las emociones deben ser:
● Identificadas
● Validadas
● Gestionadas
● Entendidas
● Abrazarlas (1)
Somos seres pensantes pero también y fundamentalmente, seres emocionales.
Son las emociones las que nos dan la voz de alerta, muestran en nuestros cuerpos su existencia:
Por ejemplo, ante un conflicto la emoción más frecuente es el “enojo.
En el enojo nos mostramos nerviosos, con voz grave o voz ronca o voz entrecortada, con dolor de cabeza, con dolor de garganta (solo por nombrar algunas manifestaciones)
Pero sobre todo perdemos el control de pensar, de discernir, perdemos claridad y objetividad.
Con lo dicho, identificamos el enojo, sabemos de qué hablamos y recibimos sus señales, pero…
¿Lo valido?
Si, lo valido porque es lo que siento, lo habilito, tomo conciencia de su existencia y ahora…
¿Qué hago?
¿Lo gestiono?
Gestionar el enojo implica hallar recursos para transitar y en lo posible salir del enojo.
Buscando recursos hallamos:
Entender nuestro enojo es hallar los motivos que nos provocaron esta emoción. Es buscar información, entender el porqué de nuestra reacción y por último aceptarla pues del enojo que representaba una amenaza podemos aprender que…
El enojo es una de las emociones que debemos atravesar en una negociación o en una mediación pues se encuentra en cada uno de los protagonistas y muchas veces “intensamente” presente.
No podemos negar las emociones, no podemos minimizarlas pero tampoco podemos dejar que las emociones dirijan nuestras vidas.
Pensemos en la resolución alternativa y pacífica del conflicto como negociación y mediación y que hacemos por ejemplo con el enojo-
En una negociación que es un proceso comunicacional entre dos o más partes que intentan alcanzar un acuerdo o en la mediación, cuya diferencia, es estar los protagonistas asistidos por un tercero neutral (mediador) resultaría casi imposible ese objetivo si las partes negocian o median sin entender las necesidades, los sentimientos y las emociones de cada uno.
Deja ir el pasado, el miedo, el enojo y todo lo que sea “intensamente” negativo apoyaría el proceso comunicacional entre las personas.
Pensar en:
● Mis sentimientos, mis necesidades y mis intereses.
● Los sentimientos, las necesidades y los intereses del otro
● Tengo algo de razón.
● Algo de razón puede tener el otro.
● Las emociones nos enseñan
a. a escuchar
b. a reflexionar
c. a tomar un respiro
d. a cambiar
e. pedir ayuda
En definitiva, aprender a reflexionar para tomar decisiones y al dejar ir, le damos lugar a lo nuevo: la alegría, la esperanza y la Paz.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=QtykH4I3bHE
Fernandes Silvina Neurosicoeducadora, Life Coach, especialista en educación emocional, asesora educativa, autora de Educación en Positivo.