Fuera de Serie
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The Beatles: Get Back
UN TOUR DOCUMENTAL MÁGICO Y MISTERIOSO - DISPONIBLE EN DISNEY +
The Beatles: Get Back

Durante los primeros días de 1969 la banda británica The Beatles, retirados de los escenarios, se sentaron en un lote de filmación para planificar lo que sería su primer recital en años. El evento sería televisado, para garantizar el mayor alcance de público posible. Los cuatro integrantes, George Harrison, Ringo Starr, Paul McCartney y John Lennon tenían dos semanas para escribir catorce canciones nuevas, que se convertirían en un álbum en vivo también.

El cineasta Michael Lindsay-Hogg junto a dos camarógrafos se encargaron de grabar aquellos días, que más tarde se trasladarían a los estudios Apple tras descartar la idea del show televisivo, y se convirtió el programa en un documental que incluía una mínima fracción de material obtenido. El equipo había grabado más de 150 horas de audios y más de 60 fílmico. Un documento invaluable de lo que se denominó Las Sesiones de “Get Back”, haciendo referencia a una de las canciones que nacieron en esas dos semanas.

Hasta hace cuatro años todo ese tesoro que retrataba los últimos días de la banda musical más influyente e importante de la historia permanecieron guardados. Los dos miembros vivos de la banda no tenían idea de qué podía haber entre tantas horas de información íntima sobre ellos. El público, siempre ávido de más material sobre el cuarteto, fue tomado por sorpresa cuando se anunció que Peter Jackson —director que alcanzó la fama absoluta gracias a su perfecta adaptación de El Señor de los Anillos y que incursionó en el documental con la increíble cinta sobre la Primera Guerra Mundial titulada Ellos no envejecerán— había trabajado durante ese tiempo en ordenar el material y crear una narrativa coherente.

Al final, ante la imposibilidad de seguir cortando horas para adecuarse al largo normal para exhibir en cine, optó por dividir en tres episodios, que se estrenaron el pasado 25 de noviembre, en la plataforma de streaming Disney +, bajo el título The Beatles: Get Back.

El primer episodio abarca del día 1 al 7, cuando la banda estuvo exclusivamente ensayando en los estudios Twickenham mientras decidían cómo iban a llevar adelante el espectáculo. El segundo episodio retrata del día 8 al 16, con el show televisivo ya cancelado, ciertas asperezas limadas y todos instalados en los estudios de Apple para grabar lo que terminaría siendo Abbey Road y Let It Be, el último disco de estudio de los hijos prodigios de Liverpool. En el tercer capítulo The Beatles se suben al techo de su discográfica y dan el famoso concierto en la azotea, ante un ejército de espectadores desprevenidos y las autoridades policiales, que no sabían qué hacer ante semejante sorpresa.

La serie se puede resumir en el anterior párrafo, pero en una sola nota es imposible compendiar la cantidad de información, de magia, de humanidad que se puede observar y escuchar de los protagonistas, quienes transitaban su último año como banda, ya hartos de la fama, deprimidos tras la muerte de su histórico mánager Brian Epstein, y ansiosos por explorar nuevos territorios musicales sin las restricciones que suponían los demás miembros. Pero sobre todo, vemos que todos se querían, que eran una familia disfuncional, como tantas otras, y que pese al cansancio, las presiones y los roces eran capaces de crear música inmortal hasta utilizando un yunque y un martillo… literalmente.

Al inicio de la serie podemos escuchar cómo los Beatles dicen que si todo acabará ellos ya estarían satisfechos, porque habían conseguido un nivel de popularidad insólito. Tocar en espacios abiertos era cada vez más difícil porque su música había evolucionado demasiado y eso significaría tener que incluir muchos músicos extra en los shows para reproducir el nivel de complejidad exhibido en los discos.

Querían volver a las bases, tocar música todos juntos en un mismo lugar, colaborando como lo habían hecho antaño, sin distracciones. Aquel frustrado show para televisión parecía la excusa perfecta, tenían una fecha límite que los obligaba a actuar de forma metódica, con un Paul McCartney como capitán del equipo evidente, con un John Lennon siempre acompañado por Yoko Ono y dispuesto… cuando llegaba a tiempo. George Harrison tenía cada vez más ganas de meter sus canciones en los discos y estaba dispuesto a confrontar a Paul, ante la atenta mirada de sus amigos hare krishna sentados a lo lejos, en silencio. Ringo Starr era el único que parecía estar ajeno al conflicto, siempre a horario, hablando con todos.

The Beatles: Get Back nos muestra a estrellas de un calibre imposible de medir de forma honesta, humana, desnudos de todo el misticismo que aporta el estrellato global. La cámara los sigue por todos lados, grabando escenas mundanas, como el cuarteto tomando té junto a sus instrumentos, rodeados de colillas de cigarrillos aplastadas en el piso, sin un ejército de asistentes persiguiéndolos. Hay escenas en donde las cámaras se alejan y los estudios parecen demasiado grandes para los artistas, que se ven diminutos a lo lejos, como el grupo de amigos adolescentes que coparon la escena británica casi una década atrás, inocentes a lo que el futuro les depararía.

Siempre es fascinante ver a figuras históricas actuando en su elemento cotidiano, sin poses, sin discursos pre-fabricados ni respondiendo a las mismas preguntas de siempre en las ruedas de prensa promocional. Cuando uno ve a Ringo observar a sus compañeros mientras desarrollan una nueva melodía y él, atento, comienza a abordar su batería para complementar el sonido, no estamos viendo la faceta de estrella del baterista, vemos al hombre detrás, al artista laburante. Paul, ante uno de los retrasos de John, improvisa con el bajo una melodía que rápidamente capta la atención de George y Ringo. Tararea algunas palabras que acompañan el veloz riff. Harrison empieza a sumarse con la guitarra, tira acordes que parecen acoplarse sin dificultad alguna. Entonces llega Lennon, saluda al mismo tiempo que agarra la guitarra y por instinto se suma a la zapada. De la nada había nacido Get Back, cuya letra después se desarrollaría en una protesta en contra de las políticas migratorias de Inglaterra. Habían hecho historia en un par de minutos, y ni siquiera habían terminado la primera hora laboral del día.

Nosotros, los espectadores, no estamos viendo un ensayo común y corriente. Asistimos a un acto de magia, a un show de alquimia sonora. Poder ser testigos de cómo nacen canciones de la talla de Let It Be, The Long and Winding Road, Two of Us, Don´t Let Me Down o Something a más de cincuenta años es un lujo, con todas las letras. Ver que lo hicieron superando las discusiones, las tensiones y el hartazgo para lograr una victoria grupal sobre las individualidades es inspirador. Si las cuatro estrellas —más grandes que Jesucristo— podían dejar de lado sus diferencias para parir dos obras maestras como los discos Abbey Road y Let It Be, nosotros, los comunes mortales, podemos aprender de ellos a superar nuestras preocupaciones cotidianas.

La serie documental, aparte, toma la excelente decisión de dejar que los narradores sean los protagonistas. No hay un locutor acotando en off, apenas algunas placas para crear contexto, subtítulos para diferencias a las voces cuando no hay registro fílmico, y nada más. Al igual que los discos de la banda, The Beatles: Get Back parece una obra sencilla en ejecución, pero que demandó un trabajo digno del mejor curador de arte para llegar a conformar este documento audiovisual, con una factura técnica magistral, que nos regala la posibilidad de sentarnos entre cuatro seres mitológicos de la música y observar cómo se movían en su elemento.

Peter Jackson se encargó también de mostrar cómo las fricciones entre los miembros crecían cada vez más, y cómo la música terminó siempre prevaleciendo. Suena a cliché, pero es ver para creer: cuando los cuatro zapaban se divertían como niños, cuando creaban una canción de cero, podías ver las maquinarias internas de sus genios moverse con gracia, sumamente aceitadas, como si crear himnos imperecederos fuera cosa de todos los días.

The Beatles: Get Back es un hermoso, conmovedor y brillante producto que cualquier amante de la banda no puede dejar pasar. Cada episodio dura un promedio de dos horas y media, pero cada minuto vale la pena. El premio es ver como se gestaron algunas de las canciones más famosas y profundas de la música; es ver a cuatro mitos hacer chistes, patalear por caprichos, bostezando por el cansancio o comiéndose un sándwich directo de la bandeja, como uno haría un sábado a la madrugada mirando una peli; el premio es ver cómo se llegó a uno de los recitales más famosos de la historia, el de la azotea de Apple, con lujo de detalles y con imágenes que nunca se vieron.

Pero sobre todo Get Back prueba que los rumores sobre quien fue el culpable de la separación de la banda eran puras patrañas. El documental es un testimonio sobre un cuarteto de individuos en un momento cercano a una ebullición creativa e incompatible que, lejos de odiarse los unos con los otros, se amaban tanto que decidieron juntarse para hacer lo que mejor sabían hacer: tallar su nombre a fuego en el Monte Olimpo de la historia musical. Este es tanto un documental musical como un documental sobre el amor.

John Lennon, al final del mítico recital en la azotea, dijo:
me gustaría agradecerles en nombre de la banda y de nosotros mismos. Y espero que hayamos pasado la audición.”

Así se despedía un grupo de amigos de Liverpool que, a fuerza de genialidad musical y una amistad más fuerte que los egos, cambiaron el mundo con trece discos grabados en el breve lapso de siete años.

The Beatles: Get Back está disponible en Disney +.

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