Lunfardo
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Malaria
Malaria: Popular - Mala Racha - Período en que se Suceden Cosas Adversas
Malaria

El habla de los argentinos y de los porteños en particular, está mechado de vocablos, giros, acepciones, que convierten la sencilla tarea de comunicarse en un trabajo arduo para el extranjero, aun tratándose de un hispanoparlante. Nuestra jerga urbana por excelencia, el lunfardo, contiene una gran cantidad de palabras. Desde fines del siglo XIX enriquecido por la fuerte inmigración, en particular italiana y española, el lunfardo con sucesivas transformaciones a lo largo del tiempo, se convirtió en el argot porteño. Otras corrientes inmigratorias provenientes de Europa Oriental o el antiguo Imperio Otomano (turcos, sirio – libaneses) o franceses, también aportaron lo suyo. A los que hay que sumar vocablos incorporados de lenguas originarias como quechua, guaraní y mapuche.

El mecanismo del lunfardo, así como el del “slang” norteamericano o la jerga coloquial de cualquiera de las grandes ciudades del planeta, consiste en la sustitución de sustantivos, adjetivos y verbos que en el habla cotidiana, reemplazan a los que oficialmente pertenecen al idioma.

Si nos atenemos a nuestro lunfardo y de acuerdo a una de las teorías más difundidas, en sus orígenes habría funcionado como un lenguaje críptico, como una jerga utilizada por los presidiarios y la gente del hampa en general, para conversar sin que oídos indiscretos pudieran comprender el sentido de sus palabras. Argumento discutible, ya que tal ejercicio exigiría un esfuerzo descomunal para difundirlo entre los iniciados y a la vez, estar atento para dejar de usarlo cuando rebasara el círculo elegido. Pero de ser así, al popularizarse perdió su hermetismo y muchos de sus vocablos pasaron a ser parte del “idioma” de los argentinos, sin diferencias de clases. Mucha gente no habla lunfardo, pero comprende su significado. Gran parte de esas palabras se nacionalizaron y mantuvieron un carácter perenne, atravesando generaciones y territorios. Pero esa costumbre universal de jugar con las palabras, carece de sentido si se las pronuncia fuera del contexto. En el caso del lunfardo, además de la sonoridad de determinadas voces, es fundamental la oportunidad con que se los intercala en una frase construida en riguroso español. Está además la economía en el uso de las palabras, la contundencia de ciertos términos: no suena igual decir: “fue asesinado” que “lo amasijaron”. La segunda frase remite en el inconsciente del receptor al verdadero significado en castellano, que no es otra cosa que mezcla, pasta amasada, algo que perdió su originalidad para transformarse en otro elemento irreconocible; como sucede a veces con algunos “amasijados” que luego de la muerte violenta, “no lo reconoce ni la madre”, como suele decir el porteño.

Pero hay otra rama del lunfardo compuesta por las derivaciones: por ejemplo, “trajedia”, para referirse a un traje; “cayetano” vale por callado. “Muzzarella” funciona como una suerte de apócope invertido, ya que deviene de “quedarse musa”, es decir, en silencio. A esta familia pertenece “malaria”. “Qué malaria…”; “Se vino la malaria”; “Lo agarró la malaria”; obviamente, estar involucrado con la “malaria” en este sentido, significa estar en la mala, carecer de dinero, haberse empobrecido. También tener mala suerte en otros terrenos, como las enfermedades o seguidilla de desgracias de cualquier orden.

Ese diagnóstico penoso tiene otras frases que apuntan en el mismo sentido: “Está en la lona”, figura tomada del box; “Quedó en la vía”, imagen en desuso que remite a los “linyeras” y desocupados que en la década de 1930, caminaban por las vías para abordar algún tren de cargas que los trasladara de un punto a otro buscando trabajo.

En castellano, malaria es una enfermedad característica de regiones cálidas y que se caracteriza por ataques febriles y debilitamiento progresivo del organismo.

Es transmitido por un parásito y el agente que lo transporta mediante la picadura es el mosquito anopheles. Se lo suele combatir con antiparasitarios y antibióticos.

Para un oído extranjero atento a la interpretación literal de los vocablos, es probable que si escucha la palabra malaria, entienda que se está hablando de la enfermedad. De no mediar la debida explicación, ningún forastero, ni el más imaginativo, podría asociar ese flagelo sanitario con el otro, ese tan conocido por la humanidad: la “malaria” del bolsillo.

Testimonios

Malaria. Pop. Mala racha, período en que se suceden cosas adversas
Es juego paranomástico de mal con malaria, fiebre infecciosa.

(«… había que aguantar la malaria y esperar,…».
Jorge Asís La Calle de los Caballos Muertos –  Legasa Literaria – Buenos Aires – 1982

“Cuentan que el 19.8 fue un número fatídico para los automóviles de alquiler y sus propietarios, pero según ellos ‘la malaria’ viene de lejos, desde que el ‘laburante’ apurado tuvo que res…..arse a llegar tarde a todos lados y a aban….o la expeditiva práctica de subir a un taxi ‘porque total…son unos mangos más pero voy ligero’ . Hoy, a muchos argentinos que en otros tiempos se movilizaban en automóviles de alquiler no les alcanza el dinero para pagar un pasaje de colectivo”.
Diario Popular – 21-08-83

“Y así la historia se repite, no importa quien se haga cargo de la conducción, ya sea un chofer de gorra y uniforme o un civil independiente. Entonces, viene al caso recordar lo que nos decía el lunes pasado un alto dirigente radical: ‘El facto es la malaria que nos persigue a los argentinos: por más democráticamente que lleguemos al poder, terminamos actuando de facto…’ “.
Tiempo Argentino – Raúl Burzaco – 28-04-85

(“Pero aun computando los déficit arquitectónicos y urbanísticos, lo que de verdad está a prueba es la comunidad. Una comunidad que, en su mayor parte y dada la ‘malaria’, resiste sin ‘veraneo’. Si bien el centro está más vacío, los barrios están más llenos, con los pibes sin escuela y los que se tuestan en el balcón.”
Clarín – 22-01-85

Los Guantes Blancos de Rodrigo Rato I
Me quedé inmóvil ante la foto del jefe del Fondo Monetario, Rodrigo Rato, en la que aparece con guantes blancos a causa de una “vacuna” contra la malaria. ¿Por quién nos toma ese señor?.

Tengo amigas y Amigos monjas, curas, religiosos, ciudadanos comunes, que emprenden verdaderos viajes en pos de una causa más que noble, como evangelización, enseñanza y potabilización del agua. Van a lugares donde verdaderamente necesitan de esa “vacuna” que este señor usa para venir a reclamarlo que a fuerza de trabajo se sembró y ni siquiera aún ha florecido, por la terrible plaga que él mismo alimentó y tanto teme.
Clarín – 03-09-04 – Cartas al País – Alfredo Urrutia

Los Guantes Blancos de Rodrigo Rato I
Aunque parezca mentira, Rodrigo Rato bajó en Ezeiza con guantes blancos porque la autoridad sanitaria de EEUU le dijo que en Argentina – Buenos Aires – había malaria (paludismo).

Por eso tomó quinina, lo cual le trajo una reacción alérgica en las manos y debió usar una crema oleosa y cubrirla con guantes blancos. Al funcionario del FMI no le aclararon que la malaria es una palabra del lunfardo argentino que significa falta de dinero, miseria, pobreza. Tal vez cree que Argentina está en el Amazonas o en las selvas de Sumatra o Borneo.
Clarín – 03-09-04 – Cartas al País – Eduardo Leberat

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