Desde que Néstor Kirchner asumiera la presidencia de la Nación en diciembre de 2003, el Gobierno Nacional y el Poder Legislativo impulsaron desde sus respectivas áreas, medidas tendientes a revisar lo actuado por el Estado Nacional durante la dictadura militar instaurada en 1976. Una de esas decisiones, fue la derogación de los indultos sancionados por el ex presidente Carlos Menem y que favoreció a las juntas militares que actuaron en esos años.
Jorge Rafael Videla, presidente de facto e integrante de la primera de aquellas juntas, fue liberado y luego detenido nuevamente al ser anulado el beneficio.
Su persona se transformó en un símbolo del poder dictatorial.
Corrían los primeros días de mayo de 2006 y en un templo católico, emblemático por los sucesos que allí se registraron durante la dictadura, se cumplió una misa en memoria del padre Carlos Mugica; sacerdote cuyo fuerte compromiso social y político, fue la causa que lo convirtiera en blanco del grupo terrorista conocido como Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). A dicha organización se atribuye el asesinato del Padre Mugica el 11 de mayo de 1974.
La iglesia en que se registró el oficio religioso, se llama de Santa Cruz. Está ubicada en Urquiza y Estados Unidos del porteño barrio de San Cristóbal. Allí durante los primeros años de la dictadura, se reunían familiares de detenidos – desaparecidos. Uno de los presuntos familiares participantes, era el oficial naval Alfredo Astiz, infiltrado en las reuniones para identificar y proceder al posterior secuestro de las personas más activas.
En diciembre de 1977, un grupo armado procedió a secuestrar a las Madres de Plaza de Mayo María Ponce, Esther Ballestrino y la monja francesa Léonie Duquet; le seguirían Azucena Villaflor, la otra monja gala Alice Dumont y otros familiares. Todas las víctimas habrían sido detectadas en la parroquia.
El paso de los años, no alteró el compromiso de esa iglesia barrial, con la causa de los derechos humanos y las víctimas de la represión sufrida en la época mencionada. Por tal motivo, allí se realizó la misa en conmemoración del sacerdote tercermundista Carlos Mugica.
La ceremonia religiosa no habría tenido mayor trascendencia sino hubieran aparecido luego, dos leyendas trazadas apresuradamente con marcador grueso, en sendas columnas de la nave central del templo. Una de ellas, al lado de una placa de bronce instalada por la Secretaría de Culto de la Nación; en la cual se rendía homenaje a la Iglesia Santa Cruz: “Porque la memoria de la pasión de Jesús los impulsó a opciones valientes”, decía la placa de reconocimiento. La frase escrita en cada columna decía solamente: “Viva Videla”.
El hecho fue repudiado por todos los organismos defensores de los derechos humanos.
Los autores nunca fueron identificados.