La primera aparición del personaje Black Widow en el Universo Cinematográfico Marvel (MCU) fue en la película Iron Man 2 del año 2010, bajo la dirección de Jon Favreau. De ahí en adelante el personaje femenino tuvo un rol secundario en cada producción, y durante muchos años se le criticó a la productora la ausencia de films en solitario con protagonistas mujeres, deuda que saldaron en el 2019 con el estreno de Capitana Marvel. Pero para el año 2019 Black Widow, personificada por la actriz Scarlett Johansson, había probado de sobra que era capaz de codearse con los héroes más poderosos de este universo, enfrentándose a amenazas que exceden a una persona sin poderes como ella, y no sólo sobrevivió a cada contienda sino que probó ser una parte vital del grupo.
La controversia sobre las películas de películas de superhéroes con protagonistas mujeres tuvo su punto más álgido cuando se rumoreó que los directivos en Disney pensaban que las heroínas no vendían la misma cantidad de juguetes ni recaudaban lo mismo en taquilla que los héroes. En el 2017 la compañía rival Warner Bros junto con DC Comics estrenaron Wonder Woman, un film en solitario protagonizado por una mujer, ambientada en la Primera Guerra Mundial, que marcó un hito al ser la primera cinta exitosa y taquillera de superhéroes cuyo rol protagónico estaba a cargo de una mujer, sumado a que fue dirigida por una directora, Patty Jenkins, cuya fluidez narrativa, grandes escenas de acción, personajes fuertes y alto valor de entretenimiento demostraron que el público de todos los géneros irían a ver una película protagonizada por una mujer. Marvel no se quiso quedar atrás, y metió quinta a fondo para estrenar la ya mencionada Capitana Marvel.
Marvel decidió priorizar presentar en sociedad un personaje nuevo a darle el film en solitario que Black Widow venía reclamando a base de grandes películas y, sobre todo, una excepcional interpretación por parte de Johansson. Para el 2019 la heroína había peleado contra un ejército de extraterrestres, contra un ejército de robots asesinos, ayudó a derribar una organización longeva neo-nazi que se había infiltrado en las ramas más altas del organigrama gubernamental y hasta peleó contra los héroes más poderosos de su universo en Capitán América: Guerra Civil.
Todo eso lo hizo armada de un par de palitos y unas simples pistolas automáticas. Sin superpoderes. Sin piedras mágicas, sin armaduras de alta tecnología armada hasta los dientes, ni siquiera le dieron un chaleco antibalas.
Pero la compañía decidió estrenar un film que presentaba a un personaje casi todopoderoso, en apariencia imposible de derrotar, con una actriz —Brie Larson— que dio la talla pero atrajo una ola de críticas nunca antes vista para un miembro del vasto cast del MCU. Atrás quedó Black Widow, esperando su película en solitario, en silencio, sin hacer escándalos mediáticos en el mundo “real”, sabiendo que la oportunidad llegaría, por más tarde que sea.
Avengers: Endgame nos mostró el sacrificio final de Black Widow, quien se suicida para poder salvar a toda la población galáctica, y ante la imposibilidad de una resurrección (recurso muy común en el mundo de las historietas) los fanáticos comenzaron a preguntarse qué clase de historias podrían contarse con un personaje que ya había muerto, y sobre todo, qué relevancia para la historia general podría tener este film ahora que las cartas estaban expuestas sobre la mesa.
La respuesta se estrenó la semana pasada en cines de todo el mundo y en la plataforma de streaming Disney +, se llama Black Widow, a secas, y se siente como una película que llegó muy tarde para el personaje y para la actriz que durante once años le dio vida en la pantalla.
La historia nos sitúa tras los eventos relatados en Capitán América: Guerra Civil. Los héroes “ganadores” de aquella contienda terminan huyendo de un gobierno para el cual sirvieron y los quiere cazar por unas leyes que los ubican del otro lado de la línea divisoria. Natasha Romanoff, alter ego de la heroína, adopta un perfil bajo y quiere retirarse de la vida pública hasta que las aguas se calmen. La paz no le dura mucho, ya que un misterioso villano, Taskmaster, la ataca en su primer día de retiro seudo-bucólico, con el fin de obtener unos tubos de ensayo rellenos de un misterioso gas rojo, que Romanoff descubrió le habían enviado tiempo atrás.
Este ataque, que la deja al borde de la derrota, la lleva a Budapest, en donde se reúne con su falsa hermana, Yelena Belova (encarnada por la increíble actriz Florence Pugh) y juntas deciden reunir a la “familia” con la que se criaron sus primeros años de vida: Alexei, quien es una versión rusa del Capitán América llamado Red Guardian —en la piel de David Harbour, a esta altura un veterano del cine de superhéroes— y Melina, científica rusa y “madre” de la familia de espías que vivieron en Estados Unidos en la década del 90, cuando las mujeres eran apenas niñas en pleno entrenamiento. Rachel Weisz debuta en este género cinematográfico con una actuación sólida, como acostumbra a brindar la actriz.
El film es un thriller de espías con elementos del cine de superhéroes, con muchas similitudes en estilo y ejecución de la brillante Capitán América y el Soldado del Invierno, que mostraba el costado más oscuro y terrenal del MCU. La historia indaga un poco en el pasado de Black Widow, ahonda un poco más en elementos sobre su entrenamiento que habían dicho al pasar en otras películas, pero al final termina siendo una carta de presentación para la que probablemente sea la nueva heroína del universo Marvel. Yelena aporta la misma fortaleza física y agudeza mental para resolver problemas de “espías”, al mismo nivel de la protagonista, pero con una personalidad diferente, más jovial —pese a todos los dramas— y con un sentido del humor ácido, que hasta se atreve a burlarse de algunas convenciones del género, pequeñas escenas que se sienten como una brisa de aire fresco. Scarlett Johansson no se siente como un personaje secundario en su propio film, pero tiene en contra el hecho de que todos sabemos que va a sobrevivir al terminar el metraje, y eso le quita un poco de peso a los eventos.
Los villanos, uno de los grandes problemas que tiene Marvel a la hora de contar sus historias, no destacan en lo absoluto. Taskmaster es una fuerza formidable que, sin embargo, queda desplazada cuando se revela al verdadero malo detrás de los hechos, y tiran por la borda la posibilidad de crear un antagonista a la altura de El Soldado de Invierno para darle a la protagonista una especie de cierre emocional.
La directora Cate Shortland entrega un film sólido cuyas peores fallas son culpa del guión y no de la dirección. Las escenas de acción están al nivel de las mejores películas que supo estrenar Marvel, y consigue plasmar la química de todos los actores en pantalla, una tarea que dado los nombres que habitan el elenco podría parecer sencillo, pero balancear cuatro personalidades tan fuertes y marcadas para que nadie opaque al otro es difícil, y ésta casi desconocida directora australiana consigue sacar adelante un libreto que no resiste un análisis profundo.
Si dejamos de lado la lógica interna que el propio MCU viene enhebrando desde el 2008, sumado a un argumento que no aporta absolutamente nada a la historia general del universo que habita, Black Widow es una película sumamente entretenida cuyo mayor triunfo es haberle dado a Scarlet Johansson la merecida película en solitario de su personaje tras once años de carrera. Tarde, sí, pero seguro.