Reflexiones de un Nuevo Día
Educar para la Paz busca dejar un impacto positivo y duradero en la vida del otro. Propicia la construcción de convivencia sana, responsable y comprometida. Valida las emociones, respeta los pensamientos distintos y escucha las necesidades del otro.
Dejando Huellas…
Joel Artigas dijo: “…educar es dejar huellas en el corazón de los niños”.
Enorme desafío para los educadores, pensar, crear, motivar, ejemplificar, querer, cocrear, construir… en definitiva colocar un sello de valor agregado a nuestra labor.

¿Qué ocurre con los no educadores y sus estudiantes?
Hay numerosas relaciones que deberían tener una interrelación “amorosa” como:
Pero también otros vínculos de respeto, admiración y de mayor lejanía como:
En todos los casos, en nosotros, esas personas especiales, dejan huellas y lo deseable/esperable es que pudiéramos imprimir nuestra huella en cada uno de ellos.
Entonces es el momento de preguntarnos,
¿Cómo dejo mi huella en el otro?
Dejar nuestra huella implica:
En todos los casos, esas huellas podrán ser positivas o negativas, por ejemplo:


Podemos establecer otras categorías, positivas o negativas, que nos permiten dejar huella en las vidas de los otros.
Es importante que tengamos coherencia entre:
Es decir, “dejar huella…” es dejar “un efecto duradero en la vida del otro”.
Educar para la Paz busca dejar un impacto positivo y duradero en la vida del otro.
Educar para la Paz intenta crear un legado de afecto, empatía y solidaridad.
Educar para la Paz propicia la construcción de convivencia sana, responsable y comprometida.
Educar para la Paz valida las emociones, respeta los pensamientos distintos y escucha las necesidades del otro.
Educar para la Paz transforma los corazones pues deja huella de amor y respeto.

Educar para la Paz deja huella en los corazones de las personas.
Por todo ello, no te olvides de:

Educar para la Paz nos impone transitar un camino de amor, de empatía y solidaridad.
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