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Di Giovanni y el Anarquismo Expropiador
Si bien el anarquismo en la Argentina estaba declinando, todavía mantenía una importante presencia sindical y política
Di Giovanni y el Anarquismo Expropiador

El 1 de febrero de 1931 el anarquista italiano Severino Di Giovanni detenido en la Penitenciaría Nacional (actual parque de la avenida Las Heras), se enfrentó al pelotón de fusilamiento. Se negó a que le vendaran los ojos y recibió las balas gritando “viva la anarquía”.

El 6 de septiembre del año anterior un golpe cívico – militar (como casi todos los que padeció nuestra Nación), derrocó al gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen en el contexto de una crisis económica y financiera mundial sin precedentes. El desastre golpeó duramente a nuestro país y demostró su debilidad económica estructural; producto de la dependencia de las exportaciones primarias. El clima golpista fue alentado desde la izquierda y la derecha política y sostenido por diarios como “Crítica” y el periódico “La Fronda”; expresión del nacionalismo oligárquico. En ese contexto el general (R.E.) José F. Uriburu al frente de una columna de cadetes del Colegio Militar de La Nación y con el apoyo tácito del Ejército y la Armada, tomó el poder con el consentimiento de la Corte Suprema de Justicia; sentando así un gravísimo precedente para todos los golpes posteriores.

La proclama uriburista desarrolla los lugares comunes del golpismo conocidos en todas las épocas: invocaciones al orden, a la lucha contra la corrupción y apelaciones al patriotismo.

El dictador cierra el Congreso Nacional, deporta militantes sindicales y políticos, remueve jueces y despide empleados públicos. Las cárceles se llenan de presos políticos y la picana eléctrica como instrumento de tortura, hace su debut en manos de la Sección Especial de la Policía capitalina, capitaneada por Leopoldo Lugones (hijo).

A 48 horas de asumir el dictador proclama la Ley Marcial, que permite juicios sumarísimos con pena de muerte incluída. Poco después son fusilados los obreros anarquistas Joaquín Peninna (sorprendido repartiendo panfletos) y Pedro Iscazatti. Cuatro meses después llega la máxima pena sobre Di Giovanni y su compañero Paulino Scarfó.

¿Quién fue Severino Di Giovanni?

Nació en Abruzzo, Italia, en 1901. En 1923 emigró a la Argentina con su mujer Teresa Masciullo y tres hijos, huyendo de la represión fascista que gobernaba ese país desde 1922.

En nuestro país se empleó como tipógrafo y se vinculó a los círculos libertarios locales.

Si bien el anarquismo en la Argentina estaba declinando, todavía mantenía una importante presencia sindical y política. El diario anarquista más importante era “La Protesta”, que se oponía a las acciones violentas. A su vez, “La Antorcha” se convirtió en vocero de las acciones armadas protagonizadas por grupos o individuos de esa tendencia.

Manifestación de la FORA

Contrariamente a lo pregonado por sus opositores, la anarquía no predica el desorden, sino un orden natural basado en la libertad individual y la asociación voluntaria de los productores. Niega al Estado y cualquier forma de autoridad. Eso explica la multitud de tendencias, agrupaciones y prácticas diferentes, que fue también el germen de su debilidad después de haber cumplido un papel protagónico en la organización gremial argentina.

Se cuenta que en esas reuniones, Severino reclamaba “menos palabras y más acciones individuales”. El hombre trabajaba muchas horas, pero también se hacía tiempo para editar el periódico en idioma italiano “Culmine”, que él mismo escribía y hacía circular.

Recordemos que la colectividad italiana era entonces muy numerosa.

Su primera acción importante la cumplió con un grupo de camaradas, en una función de gala del Teatro Colón de Buenos Aires. Una noche de junio de 1925 con la presencia del presidente Marcelo T. de Alvear, el embajador italiano y un selecto público , ya que se celebraba el 25° aniversario del comienzo del reinado del monarca italiano Vittorio Emmanuelle III, los activistas interrumpieron la ceremonia lanzando gritos y una lluvia de volantes antifascistas. Fue golpeado y detenido. Dio su identidad y domicilio real y proclamó su fe anarquista. La policía argentina conoció así, a quien la tendría en jaque durante varios años.

Di Giovanni continuó su militancia y en 1927 en el marco de la agitación mundial por la ejecución de los anarquistas italianos Sacco y Vanzetti en Estados Unidos, realizó varios atentados contra empresas norteamericanas radicadas en Argentina y la embajada de ese país. El más dramático y espectacular fue el explosivo colocado en el Citibank del microcentro en el que murieron dos personas, y también otra bomba en el Banco de Boston de Florida y Diagonal Norte. Pese a encontrarse en una rigurosa clandestinidad y la policía rastreándolo, meses más tarde atenta contra el consulado italiano porteño. La intención fue matar al embajador de ese país, conde Martino Franklin. El diplomático no fue afectado, pero fallecieron nueve personas y otras 35 quedaron heridas.

Paralelamente, con un grupo de seguidores perpetró varios atracos para financiar sus actividades.

Son los años en que los “anarquistas expropiadores” alcanzan cierta notoriedad y también, habría incursionado en nuestra ciudad capital el dirigente catalán Buenaventura Durruti, muerto en combate durante la Guerra Civil Española. La “expropiación” más importante que habría perpetrado Di Giovanni con su grupo, fue el asalto a Obras Sanitarias de la Nación; alzándose con un botín de 286.000 pesos, una fortuna para la época.

Así mismo, mantenía una relación amorosa secreta con la adolescente Josefa América Scarfó. La chica era la hermana de su hombre de confianza, Paulino Scarfó, otro muchacho veinteañero.

La vigencia de la Ley Marcial fue acorralando el accionar anarquista y la captura de Di Giovanni se convirtió en primordial para la policía capitalina. Así fue que unos policías lo ubicaron el 29 de enero de 1931, cuando salía de una imprenta en el centro porteño. Se inició entonces un intenso tiroteo a lo largo de varias cuadras, en el que perdieron la vida dos uniformados y una transeúnte. Fue reducido y trasladado a la Penitenciaría Nacional, donde sesionó el Consejo de Guerra que lo condenó a la pena capital. El día 31 le permiten verlo a su esposa Teresa, los tres chicos y su novia Josefa América. Un día después lo fusilaron. Como se ha dicho se negó a que le vendaran los ojos, siendo fiel a una frase que le atribuyen los historiadores: “cara a cara con el enemigo”. Al otro día fue detenido y también fusilado Paulino Scarfó; hermano de América.

Durante la captura de Scarfó, cayeron muertos en el tiroteo otros dos camaradas: Juan Márquez y Braulio Rojas. Paulino como su jefe, enfrentó los fusiles gritando “viva la anarquía”.Meses después muere en un presunto enfrentamiento con la policía, Tamayo Gavilán; otro miembro destacado del grupo de Di Giovanni. Alejandro Scarfó (hermano de Paulino y Josefa), se salvó del paredón y América fue liberada por orden judicial después de un mes en prisión.

Josefa América Scarfó falleció en el año 2006 a los 93 años. Durante el gobierno de Carlos Menem y por gestión del historiador Osvaldo Bayer, el ministro del Interior Carlos Corach le entregó a la anciana las cartas de amor que Di Giovanni le había escrito, y que desde 1931 se encontraban en poder de la Policía Federal.

Con la caída del grupo liderado por Severino Di Giovanni, el “anarquismo expropiador” entró en un cono de sombra hasta desaparecer. La dictadura uriburista y el desarrollo de nuevas ideas, marcaron el ocaso de esa tendencia.

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