Miscelaneas
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La Crisis del Canal de Beagle – 1 de 2
En Buenos Aires se vive un clima pre bélico que incluye ejercicios de oscurecimiento
La Crisis del Canal de Beagle – 1 de 2

“Procurar (…) que Chile envíe su diputado al Congreso General de las Provincias Unidas, a fin de que se constituya una forma de gobierno general, que de toda la América unida en identidad de causas, intereses y objeto, constituya una sola nación” (1).

Esta carta reservada del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón a José de San Martín en 1816, da una idea del concepto de Patria Grande asumido por los los principales protagonistas de la gesta de la Independencia suramericana. Más allá de las luchas intestinas que sucedieron a la caída de la dominación realista, no era imaginable para aquellos hombres, una guerra generalizada entre “países” que aún no existían como tales.

Las armas suramericanas marcharon juntas desde 1810 hasta la épica Batalla de Ayacucho 14 años más tarde, coronando el fin del imperio español en ésta parte del continente.

Es impensable que San Martín, O’Higgins, Bolívar y otros que mandaron ejércitos libertadores e independizaron Suramérica, se enfrascaran en una guerra fratricida por una cuestión de límites geográficos.

Pero así fue después. Toda Hispano Amérca se desangró en una balcanización incentivada desde el exterior durante décadas. Argentina y Chile no fueron la excepción.

En 1881 el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Bernardo de Irigoyen y el cónsul general de Chile en Buenos Aires, Francisco de Borja, firman en Santiago de Chile un tratado para resolver diferendos de límites, tomando las cumbres más altas que dividan aguas hasta el paralelo 52 latitud sur; y tomando el mismo paralelo, hasta la boca del Estrecho de Magallanes. Chile necesitaba distender su frontera con Argentina, ya que se encontraba en guerra con Bolivia y Perú.

El acuerdo anterior data de 1856, en que se tomó como base para las jurisdicciones, el principio uti possidetis que establecía las fronteras entre los nuevos países, sobre la base de los límites de los virreinatos españoles. En 1881 se contaba con mayor información territorial que permitía avanzar en compromisos más firmes. En 1893 se firma un protocolo ratificando el acuerdo de 1881 y acordando la partición de Tierra del Fuego, siguiendo la línea de Los Andes (Altas Cumbres). No obstante, continuaron las diferencias en otros puntos de la extensa frontera común de 5.308 kilómetros.

Finalmente en 1902, ambos países acuerdan dirimir pacíficamente las diferencias y solicitan el arbitraje de la Corona Británica en una serie de casos puntuales. En 1960 se registra otra intervención del arbitraje inglés y en 1965, un grave enfrentamiento en Laguna del Desierto (territorio en disputa) entre gendarmes argentinos y carabineros chilenos, culmina con la muerte de un uniformado trasandino. Un tribunal internacional en 1994, otorgó la casi totalidad de la soberanía del lago en cuestión a nuestro país.

Los años fueron pasando con esporádicos incidentes y negociaciones hasta que en 1971 el gobierno argentino de facto del general Alejandro Lanusse, aceptó el arbitraje para resolver la disputa pendiente sobre el canal de Beagle y las islas que contiene. Es probable que Lanusse apremiado por la difícil situación interna, viera la mediación de Londres como una fuga hacia adelante, ya que abortaba otro conflicto. El encuentro con su par chileno, el socialista Salvador Allende y la visita al gobierno revolucionario peruano, le permitieron al dictador proclamar, eufórico, el “fin de las fronteras ideológicas”. Lo que probablemente subestimó Lanusse, fue la importancia geopolítica que la región tenía para Inglaterra; por el paso interoceánico y la cercanía con las Islas Malvinas y su proyección antártica. Los resultados indican que se debió buscar un mediador menos interesado en limitar la presencia argentina en la zona.

Videla y Pinochet

El Camino a la Guerra
La llamada “Revolución Argentina” se fue en 1973. Luego de un gobierno constitucional que en su último tramo presidía María Estela Martínez de Perón, el 24 de marzo de 1976 las fuerzas armadas asaltaron el poder y establecieron una feroz dictadura presidida por el general Jorge Rafael Videla.

La dictadura argentina estaba siendo denunciada a nivel mundial, por las violaciones a los derechos humanos, con su secuela de repudios y rechazos políticos. En situación similar se encontraba el dictador chileno, general Augusto Pinochet, quien tomó el gobierno luego de un sangriento golpe militar con miles de víctimas y desaparecidos y la muerte del presidente constitucional, Salvador Allende. Ambos gobiernos de fuerza, necesitaban una acción violenta fronteras afuera, que galvanizara la opinión pública, les generara algún apoyo y distrajera a la población de los dramas internos.

En ese contexto argentino – chileno, el 2 de mayo de 1977 Londres publica los resultados de su mediación. En líneas generales, el Laudo es totalmente favorable a Chile, entonces en la dictadura argentina se desata el debate. El ala “dura” cuyos exponentes más notorios son Leopoldo Galtieri, Luciano Menéndez, Emilio Massera y otros, piden el rechazo del fallo. Los pro negociación (Jorge Videla, Eduardo Viola, Benito Bignone), están dispuestos a buscar nuevas alternativas.

En Chile la postura militar es no ceder territorio que además, fue legitimada por el fallo inglés a cuyo arbitraje Argentina aceptó someterse. Por su parte, Pinochet trata de ganar tiempo y propone nuevas negociaciones por límites marítimos, entre otras razones, porque su capacidad defensiva no es entonces la mejor. En el terreno político, el dictador chileno recibe el apoyo de la democracia cristiana presidida por Eduardo Frei. A su vez en su estrategia de “estirar” la situación e ir obteniendo beneficios sin ir a la guerra, Chile declara estar dispuesto a aceptar otra mediación y observadores internacionales militares.

El 19 de enero de 1978 ambos dictadores se reúnen en Mendoza pero sin lograr avances.

Una semana más tarde, la dictadura argentina rechaza públicamente el laudo arbitral y al otro día, Santiago sostiene que el laudo fue inapelable y conlleva la obligación de cumplirlo.

Beagle – Viaje a las Islas – Perfil – 30-03-08

A partir de ahí, comienzan los preparativos de guerra a ambos lados de la cordillera.

Paralelamente, la Casa Rosada inicia una ofensiva diplomática para aislar aún más a Chile.

En Buenos Aires se vive un clima pre bélico que incluye ejercicios de oscurecimiento.

1) Instrucciones reservadas de Juan Martín de Pueyrredón a José de San Martín del 21-12-1816 – Carlos A. Pueyrredón citado por Galasso Norberto, “Seamos libres lo demás no importa nada” (Vida de San Martín) – Ed. Colihue – Buenos Aires

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