Taki y Mitsuha comienzan a vivir una situación extraña, de forma repentina. Una mañana descubren que los dos adolescentes han intercambiado cuerpos, sin explicación alguna. La muchacha, nacida y criada en un pueblo pequeño llamado Itomori, vive con su abuela y su pequeña hermana, son las responsables del templo y, por ende, mantener las tradiciones en un mundo que avanza demasiado rápido y parece ir olvidando los rituales de antaño. Pero Mitsuha anhela dejar de lado su rol de mujer, y pide a gritos reencarnar en el cuerpo de un joven tokiota. Taki, por su parte, transita el colegio en la cosmopolita ciudad, divide su tiempo entre sus amigos y su primer empleo como mesero en un restaurante italiano de alta categoría —en donde tiene de jefe a la bella sempai Okudera—, garabatea en su cuaderno todo tipo de dibujos mientras aspira a tener una carrera como arquitecto.

Al principio los dos no saben qué hacer en el cuerpo del otro. No tienen idea quienes son los miembros de las familias ajenas, los amigos, la rutina diaria o el trayecto hacia el colegio. Las personalidades opuestas —ella una chica tímida, de buenos modales, él un poco “calentón”, más extrovertido— chocan cuando hacen el involuntario intercambio, y la gente que los rodea no entiende el porqué de estos cambios de personalidad repentina, ni porqué parecen olvidar días enteros. También deben enfrentarse a un detalle no menor: los dos comienzan a descubrir los cuerpos ajenos, en una edad de plena ebullición hormonal.

Queda claro que deben establecer reglas para poder “convivir” cuando los intercambios se dan unas tres veces a la semana.

Ambos muchachos empiezan a llevar diarios para dejar por escrito qué actividades realizaron cada día. Mitsuha de golpe empieza a ser más extrovertida en el colegio, con más ímpetu para enfrentarse a quienes la molestan por ser la hija del alcalde y una de las responsables del templo. Taki se vuelve más “tierno” frente a sus amigos y compañeros de trabajo, tiene un hambre voraz para todo producto de cafetería (en el pueblito no existe un sólo café, pero por alguna razón si hay dos bares, y la chica está fascinada con el enorme mundo culinario que puede experimentar de golpe) y hasta consigue una cita con la sempai Okudera gracias a sus nuevos modales más amables. Establecen la regla de no meterse con las amistades y relaciones ajenas, y, sobre todo, respetar la intimidad mutua.

A medida que pasan los días y las noches la convivencia incómoda se va “acomodando” cada vez más. Ambos disfrutan de la peculiar experiencia y sin quererlo, empiezan a enamorarse a pesar de la distancia y de no poder recordar a ciencia cierta el nombre del otro. Para colmo cuando intentan comunicarse en tiempo real los celulares no consiguen conectar las llamadas. El destino que los unió de forma metafísica no desea que concreten el encuentro en el plano real.

El amor puede volver obstinada a una persona, y tanto Taki como Mitsuha harán lo imposible para encontrarse.

Sin embargo, aquella magia que los unió también les tenía preparada una sorpresa lúgubre, como una burla sobrenatural que volverá a esta historia de comedia y romance en una carrera contra el tiempo y contra una catástrofe natural a punto de suceder.

Tu Nombre es una película de animación japonesa estrenada en el 2016, dirigida por Makoto Shinkai, quien el mismo año publicaría la versión en novela de esta historia, y haría los guiones para la adaptación en manga, dibujada por Ranmaru Kotoni, que en nuestro país se puede conseguir en una edición de tres tomos publicados por la Editorial Ivrea. La historia de romance con notas fantásticas se convirtió en uno de los principales hits en la historia de Japón, sólo detrás de El viaje de Chihiro del legendario Hayao Miyazaki, el film animado de Disney Frozen y Titanic, dirigida por James Cameron. Este éxito también alentó las ventas de la novela y la historieta, y al día de hoy sigue siendo uno de las producciones animé (animación tradicional japonesa) con mejor reputación tanto en Oriente como en Occidente.

La animación, que mezcla el dibujo tradicional con coloreado digital y efectos para conseguir una narrativa cinematográfica que emule el cine “con actores” es tanto preciosista como ambiciosa. Los movimientos de cámara son siempre dinámicos, consiguen generar interés en los muchos pasajes en donde hay escenas de puro diálogo, y pese a que ya tiene cinco años es una película cuya belleza visual es innegable, guste o no guste la temática que retrata.

El guión empieza con una clásica comedia de enredos y romance, con ese toque de fantasía que le da la premisa. Vemos a a dos adolescentes en situaciones divertidas, un poco vergonzosas de a ratos, pero si el espectador se engancha con los personajes, es muy difícil quitarles el ojo de encima. Shinkai se toma el arduo trabajo de hacer que nos encariñemos con los dos muchachos y, a finales del segundo acto, vira con violencia al meter una vuelta de tuerca argumental sorprendente, pese a las muchas pistas que va dejando a lo largo de la primera parte. De golpe las risas pasan a ser algo secundario, y el film que parecía ser una historia “ligera” gana peso dramático, estableciendo una mitología interna atractiva y fácil de digerir, pero no por esto menos ambiciosa. En el género romántico es harto cliché el encuentro final entre los dos enamorados, pero acá es imposible tener una certeza. El director juega con la ansiedad del espectador, propone un giro de 180° a las convenciones del romance y lo condimenta con elementos del género fantástico sin que esto distraiga de los ámbitos realistas en donde transcurre Tu Nombre.

La banda sonora estuvo a cargo del vocalista de rock japonés Yojiro Noda, líder de los Radwimps. El disco con todo el soundtrack fue alabado tanto por la crítica como por los fanáticos, y al igual que el film, fue un éxito de ventas. Las canciones que compuso son atractivas y pegadizas, acompañan bien el tono juvenil de la historia y, a excepción de la apertura del film, que parece más un videoclip animado que el comienzo de un largometraje, Noda consigue complementar las imágenes sin invadir la narrativa, sino complementándola.

Tu Nombre es una película que puede interesarle tanto a los fanáticos del animé como a aquellos de la animación tradicional. Sin embargo, no es un film de “nicho”, sino una aventura romántica llena de elementos de fantasía que puede atraer a los cinéfilos no – iniciados en el mundo del cine animado japonés. La historia no aburre nunca, tiene las pausas necesarias para apreciar el increíble trabajo de diseño que hubo a la hora de confeccionar esta maravilla ilustrada, y el giro argumental a mitad de película dejará boquiabiertos a más de uno.

Todos los condimentos para un banquete cinéfilo de primer nivel.