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Plumas en la Calle Corrientes
“Declárase Patrimonio Cultural al género teatral -Revista Porteña-"
Plumas en la Calle Corrientes

Artículo 1º.- Declárase Patrimonio Cultural de acuerdo con la Ley 1227, art. 4, inc. J al género teatral «Revista Porteña».
Artículo 2º.- Comuníquese, etc.

Con estos dos artículos, en 2013, El Teatro de Revista pasó a engrosar el listado de Patrimonio Cultural porteño, junto al Tango, al Fileteado y las Murgas, entre otros.

Los legisladores pretendieron darle el lugar que se merece este género artístico, que sufrió todo tipo de discriminación por su lenguaje y su estética. Por estos motivos se lo llegó a censurar, prohibirlo y hasta alguna obra llegó a sufrir atentados o hasta el incendio intencional de teatros.

En otros países, a este espectáculo lo llaman Music Hall o Vaudeville. Acá Teatro de Revista, por la simple razón, es que revisan y pasa revista de la realidad del país, desde lo social y político, hasta la vida de algún famoso entrado en desgracia.

El formato del espectáculo cuenta con cuadros bailables donde la sátira política y la actualidad suben al escenario, siempre hay por lo menos un monólogo de una figura central y coreografías majestuosas y repletas de glamour, donde sobresale la vedette que encabeza la obra.

Se puede decir que la mayoría de los artistas populares pisaron las tablas del teatro de revista donde algunos se iniciaron aquí y otros, ya reconocidos, aportaron su arte y popularidad a esta expresión artística.

Dentro de este esquema sobresalían los monólogos, el sketch del capo cómico y la coreografía de la vedette. Entre los primeros, solo para nombrar a algunos, se destacan: Pepe Arias, Juan Verdaguer, Tato Bores, Enrique Pinti y capocómicos como: José Marrone, Don Pelele, Alfredo Barbieri, Adolfo Stray, Dringue Farías, Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Nito Artaza o Miguel Angel Cheruti, e imposible de no recordar a mujeres de la talla artística de: Nélida Lobato, las hermanas Rojo, Zulma Faiad, Moria Casán y Carmen Barbieri.

Para darle la dimensión que tiene el Teatro de Revista en Buenos Aires, hay que remontarse dos siglos atrás, cundo se estrenó “Ensalada Criolla” (1898) una obra satírica de Enrique De María sobre la realidad argentina de entonces. Se suele tomar como su antecedente la obra “El sombrero de Don Adolfo”, obra de 1874, de Casimiro Prieto Valdés, que refiere a Adolfo Alsina y las disputas por la sucesión presidencial de Sarmiento que fue prohibida el día de su estreno, en tanto que, se supone, el primer elenco argentino que usó la denominación «teatro de revistas», fue el de Vittone-Pomar, en 1915. A partir de entonces en todas las salas avanza el género, ya que en 1916 aparece anunciado por dos compañías y por cuatro en 1918. La revista, el sainete con cabaret y otros géneros relacionados, son propicios para la difusión del tango que, desde la conquista de París, vuelve triunfante a su ciudad madre pero esta vez sube a los escenarios del centro porteño interpretado por actores, músicos, cantantes y bailarines.


El formato del Teatro de Revista se mantuvo sin muchas variantes drástica, hasta que en 1922

arriba al puerto de Buenos Aires la compañía de Madam Rasimi del teatro Ba- Ta- Clan de París, para presentarse en el teatro Ópera con su espectáculo París- Chillegc, y con la
presencia de la primera figura de La Mistinguett, una renombrada actriz y cantante de entonces, como vedette y su pareja y partenaire, nada más y nada menos que Maurice Chevallier.

Desde aquellos primeros tiempos de expansión en los años veinte figuraron en los elencos muchas de las figuras más famosas: Florencio Parravicini, Gloria Guzmán, Iris Marga, Carmen Lamas, Tita Merello, Pepe Arias entre otros consagrados, cuando se brindaban hasta seis funciones por día. La revista de Buenos Aires consolidó con el tiempo una impronta distintiva ya que por un lado incorporó la estética francesa, a la que sumó el tango y la política como inspiración para el humor, como sus baluartes fundamentales. En ese sentido autores como Luis Bayón Herrera, Manuel Romero, José González Castillo, Roberto Cayol entre otros que dotaron de contenido político sus libretos y muchas veces en tensión con la crítica teatral, Francisco Canaro o Ignacio Corsini figuran entre los nombres que resumen la historia de la Revista y del tango.


El movimiento militar del 4 de Junio de 1943 impuso una censura rígida que obligó a eliminar los términos lunfardos del tango y modificar los tangos con letras de protesta como “Al pié de la Santa Cruz” (cuenta la historia de un obrero que luego de una huelga es expulsado de la Argentina) y “Dios te salve m’hijo” (narra la muerte del hijo por oponerse al patrón).

Todo se transformaría en los cincuenta. La calle Corrientes se convierte, sin discusión, como La Meca del Teatro de Revista, gracias a sus grandes teatros puestos a disposición de las grandes estrellas que iban surgiendo.

Pero en ese universo de estrellas, se puede decir que nació una nueva galaxia, llamada Nélidas. Nélida Roca “La Venus de la Calle  Corrientes” y Nélida Lobato. Y como una costumbre argentina, ellas dividieron a la opinión pública. Un Boca-River en la calle que nunca duerme.

La misma calle o avenida, vio el primer desnudo total en escena, el mismo lo hizo Thelma del Río en el teatro El Nacional en el año 1955.


Años tras años fueron apareciendo figuras que terminaron siendo iconos de la cultura popular como las hermanas Ethel y Gogó Rojo, Ambar La Fox, Tato Bores, Mariquita Gallegos, Zulma Faiad, Susana Brunetti, Don Pelele, Jorge Porcel, Alberto Olmedo, Katia Iaros, Delfor Medina, Juan Carlos Calabró, Moria Casán y Susana Giménez.

Hay que recordar como grandes productores a Gerardo Sofovich, Pepe Parada y a Alendro Romay, entre destacados creadores de ilusiones.

Pero, siempre hay un pero en la historia nacional, con la muerte del principal empresario, autor y productor del espectáculo, Carlos A. Petit, quien dirigido el Teatro Maipo y que luego pasó a hacerse cargo del teatro El Nacional, comenzó la decadencia de la Revista, que se prolongará hasta mediados de los años ochenta.

Por este tiempo, las compañías teatrales comenzaron a ver en los títulos de la obra a presentar, un gancho comercial que podría a atraer a más espectadores. Así surgieron en las marquesinas porteñas títulos como: “El champán las pone mimosas”, “Flor de pito”, escrito por Gerardo Sofovich y Florencia de la V. como estrella principal. Nito Artaza tiene una catarata de títulos relacionado con la política nacional, como: “Lo que el turco se llevó”; “Cantando bajo la deuda”, “El Fondo puede esperar”  “Fiebre de Senado por la noche”,  “Danza con Cobos” o “Robó, huyó y lo votaron”.

Pero el Teatro de Revista no pretende caer en el olvido y mucho menos en desaparecer. Así surgieron, como productores del espectáculo Carmen Barbieri, Nito Artaza y Miguel Angel Cerutti, para impulsar una vez más este espectáculo Patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires.

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